¡Hola!.
Por todo este tiempo que llevo desaparecida, por esta ausencia tan larga... ¡¡¡disculpadme!!!.
Por todo este tiempo que llevo desaparecida, por esta ausencia tan larga... ¡¡¡disculpadme!!!.
Esta nueva
presencia tan imprevista se debe a mi sobrina que, invitada al bautizo de la
hija de unos amigos de sus padres, quería colaborar en la decoración de la
fiesta y me solicitó que le echara una mano.
Pensé en el
cupcake ideal para el bautizo de una niña, de color rosa y con figuras que
identificasen bien al bebé, su ropita, sus juguetes, su nombre…
Cuando
elaboramos un cupcake hemos de cuidar la decoración hasta el más mínimo detalle
para que nos quede bonito, pero sobre todo es súper importante que esté
bueno.
Hemos de
preocuparnos por su sabor y su textura, porque una vez que le “hincamos el
diente” lo que cuenta es lo que percibe nuestro paladar.
Me he quedado
muy satisfecha del resultado, me quedaron perfectos, por su agradable sabor (a
vainilla y cerezas), su textura (muy suave y esponjosa) y su decoración
(sencilla, pero preciosa).
Así quedaron presentados los cupcakes:
Meladi creo que acertó con su regalo original y dulce, que seguro los papás de Valentina recordarán con mucho cariño.
Mis últimos experimentos en la cocina han sido colaborando con mi hija, elaborando exquisitos postres saludables. Pero de eso os hablaré... ¡¡¡en mi próximo post!!!.
Un saludo,
Mª Rosa
Mª Rosa
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